Cuando la llama de la vida sexual comienza a apagarse y llegar al orgasmo cada vez se hace una tarea más difícil, no es momento para pensar en retirarse de las faenas bajo las sábanas, sino en buscar como mejorar nuestro desempeño con nuestra pareja.
Este puede llegar a ser un tema complicado de abordar, puesto que nuestra pareja puede sentirse incómoda al mencionar que ya no podemos llegar al orgasmo como antes, por lo cual a veces tenemos que poner manos a la obra nosotras mismas para hacer retornar los gemidos a la alcoba.
Uno de los métodos más simples pero efectivos para lograr nuestro objetivo es agrandar nuestro punto G. Hablamos de simple porque no es un procedimiento quirúrgico, realizado con anestesia local, el cual se realiza con relativa rapidez.
Este no es un proceso que demore mucho, pues consiste en una consulta de no más de una hora en la cual se aplica una inyección con una fórmula de procesamiento especial. Este ínfimo procedimiento llevará al punto G a expandir sus fibras y efectivamente aumentar de tamaño, permitiendo su fácil localización, mayor sensibilidad y nivel de excitación y gratificación sexual para la mujer.
Al poseer un punto G más grande la excitación por fricción es más fácil de lograr, lo que nos devolverá a nosotras a la época de los gritos en la alcoba que despiertan hasta los vecinos, a su vez que potenciará la confianza de nuestra pareja en sus habilidades del arte del amor.